miércoles, 2 de febrero de 2011

SAL ROSADA


Al hablar de la sal rosada, estamos hablando de residuos de evaporaciones ocurridas hace 250 millones de años, que luego de capturar la energía fotónica del sol, han sido sometidos a inmensas presiones de antiquísimos plegamientos. Estas transformaciones biotectónicas, han impreso un particular patrón energético en su estructura cristalina y la han preservado de contaminaciones. La sal de cristal de roca o sal gema se encuentra en brillantes venas blanquecinas o rosáceas, lo cual obliga a un proceso extractivo artesanal. 

Piedras de Sal Rosada 
 

Técnicamente, el cristal de sal de roca (o gema, según la legislación nacional) recibe el nombre de halita y su disponibilidad está limitada a ciertas regiones del planeta. Por ejemplo, existen vetas en el Himalaya, sobre las cuales recientemente se han realizado importantes estudios y análisis que revalorizaron su potencial y generaron la reactivación de su explotación manual. 

La Sal Rosada es una sal naturalmente rica en minerales y oligoelementos tales como el calcio, el hierro, el magnesio, y el potasio, entre otros, de los cuales el organismo humano se beneficia enormemente. 

Su color pincelado de rosa prueba su contenido en hierro e identifica su procedencia: las profundas capas alimentadas por las infiltraciones minerales del magma. 

Cristales de Roca de Sal Rosada 


Lampara de Sal Rosada 

 

as lámparas construidas con cristales de sal, además de su belleza intrínseca, funcionan como excelentes mejoradores de nuestros ambientes cerrados. Si bien son consideradas como eficientes ionizadores naturales, aportan otros importantes beneficios a nuestra salud. Por ello conviene detenerse en cada uno de sus aspectos beneficiosos. 

Los ionizadores para hogares y oficinas surgieron como una necesidad frente la invasión de radiaciones nocivas, generadas por artefactos eléctricos en ambientes cerrados. La energía eléctrica fluye entre partículas de distintas polaridades, llamadas iones. Un ión negativo es una molécula electrónicamente cargada compuesta de oxígeno. Un ión positivo es una molécula que ha perdido sus electrones en el proceso de contaminación atmosférica. 

Nuestra salud física y mental esta influenciada entre otras cosas, por la correcta ionización del ambiente en que vivimos. Hoy existen más fuentes de iones positivos que en el pasado, lo cual crea un desequilibrio eléctrico que nos afecta sensiblemente. Para comprender esto, basta con pensar cuánto mejoran nuestros sentimientos en un clima de montaña o en medio de un pinar, lugares donde se concentra una gran cantidad de iones negativos. Las variadas actividades humanas y las aplicaciones eléctricas, producen iones positivos, que provocan el deterioro de nuestro bienestar físico y emocional. Ejemplo: redes eléctricas, calefacción, sistemas de enfriamiento, televisores, radios, transmisores, radares, computadoras, extractores, microondas, teléfonos celulares, humo de cigarrillo, etc. 

El exceso de iones positivos, producido por la contaminación química y electromagnética, es causa de estrés (estimula la producción de noradrenalina), puede producir insomnio, migrañas, agotamiento, hipertensión, depresión y agravar el asma y las alergias respiratorias. El aire sano y equilibrado eléctricamente contiene una proporción de 4 iones negativos y 5 positivos. Sin embargo una mayor cantidad de iones negativos mejora la calidad ambiental, elimina las partículas en suspensión del aire (polen, polvo, ácaros, bacterias) y tiene efectos neurobiológicos muy positivos; induce el relax y favorece la secreción de melatonina (mejora la calidad del sueño y de la regeneración celular). 

Está demostrado que los iones negativos son ventajosos y tienen las siguientes cualidades: producen mejorías en alergias, dolores de cabeza y jaqueca, reducen la severidad de los ataques de asma, pueden realzar el sistema inmune, aumentar la productividad en el trabajo, fortalecer la concentración, aumentar la capacidad pulmonar, y reducir la susceptibilidad a gripes y resfríos recurrentes. 

La calidad del aire que respiramos es esencial para nuestra salud y bienestar. No solo nos mantiene vivos, sino que también nos permite pensar más claramente, aprovechar mejor las horas de sueño y mejorar nuestra salud. Los estudios demuestran que recibimos el 56% de nuestra energía del aire que respiramos; esto es más que la energía del agua y del alimento, combinadas. La intoxicación debida al excesivo número de iones positivos en el aire puede considerarse como causa de debilidad, ansiedad, depresión, insomnio y enfermedades del sistema respiratorio que muchos sufrimos. 

En la naturaleza, los iones negativos se crean por medio del viento, la luz solar, las caídas de agua, las tempestades y la lluvia. En el aire fresco encontramos hasta 4.000 iones negativos por centímetro cúbico (el tamaño de un cubo de azúcar), mientras que cerca de una cascada se pueden hallar hasta 10.000 iones negativos. Como contraparte, está calculado que el numero de iones negativos en grandes ciudades no alcanza los 100 por centímetro cúbico. Estudios científicos demuestran que las lámparas de cristal de sal pueden aumentar la cuenta de iones negativos en su derredor hasta en un 300%. Cuando el cristal de sal rosada se calienta, absorbe humedad y el contacto con estas partículas provoca la liberación de iones negativos, funcionando como un ionizador absolutamente natural. 

Además de mejorar la calidad del ambiente, esta ionización resulta muy positiva en afecciones de vías respiratorias (por ejemplo asma) y alergias. En este sentido se hacen tratamientos alternativos exponiendo a pacientes en ambientes con una atmósfera concentrada de iones negativos, como sucede en el interior de las minas de sal de roca. 

Campos electromagnéticos 
El planeta Tierra esta rodeado y protegido por un campo electromagnético, del cual dependen todas las formas de vida. Nuestras ondas cerebrales trabajan en resonancia con dicho patrón de frecuencia (7,83 hertzios), bautizado en homenaje al investigador que documentó su existencia: Schuman. Sin embargo, cuando estamos en inmediaciones de ciertos artefactos eléctricos (televisores, computadoras, celulares, etc), nos vemos afectados por sus radiaciones electromagnéticas que oscilan entre 100 y 160 hertzios. 

Por lo tanto, habitualmente estamos expuestos (y por largos períodos de tiempo) a patrones de frecuencia hasta veinte veces más elevados que lo normal. Esta sobrecarga influye en el delicado equilibrio del campo electromagnético del cuerpo, provocando un funcionamiento anormal de las células. Variados estudios demuestran que esta disonancia da lugar a diversos síntomas como nerviosismo, insomnio, falta de concentración, problemas de memoria, etc. y además genera el incremento de radicales libres en el cuerpo, estrechamente relacionados con la formación de tumores. 

Los cristales de sal rosada, en su estado natural oscilan en perfecta resonancia con el patrón de frecuencia terrestre. Utilizados en forma de lámparas, los cristales de sal no hacen más que amplificar naturalmente este rango de frecuencia, tan necesario para reequilibrar el funcionamiento corporal. Por ello puede afirmarse que las lámparas de sal armonizan nuestros ambientes y neutralizan la influencia nociva de los campos electromagnéticos artificiales. Es la razón por la cual estas lámparas forman parte del arsenal de recursos de los profesionales del Feng Shui, ciencia oriental milenaria que procura la armonización de los ambientes habitados. 

Cromoterapia 
El empleo de los colores en terapia no es algo nuevo y forma parte del arsenal terapéutico holístico. El color, entendido como energía oscilatoria o longitud de onda electromagnética, está muy relacionado al equilibrio corporal y mental. Son frecuencias perfectamente registrables en instrumentos de medición y es sabido que nuestras necesidades principales tienen que ver con el espectro bajo de frecuencias del arco iris (300-799 nanómetros). Las emisiones de luces de determinados colores, con sus inherentes patrones de frecuencia, aportan a nuestras células una específica forma de energía en modo de longitudes de onda electromagnéticas. Al ser iluminados interiormente, los cristales de sal rosada emiten radiaciones de colores que abarcan un particular espectro de variaciones. Veamos el efecto terapéutico de dichos colores: 

Naranja: Brinda sensación de seguridad. Útil para el sistema nervioso y la mente, estimulando la creatividad. Activa riñones y vejiga. 
Amarillo: Incrementa la comprensión intelectual. Activa el páncreas, el hígado y la vesícula biliar. 
Rojo: Consolida la fuerza vital. Activa el corazón y la circulación. 
Rosa: Desarrolla la tendencia a la sociabilidad y al amor, abriendo el cuerpo emocional. 
Blanco: Representa el aspecto de la sanación. Aporta claridad de ideas y refuerza la concentración. Estimula la limpieza y la desintoxicación. 
Marrón: Ayuda a encontrar el balance interno y nos conecta con el entorno. 

Si bien este aspecto terapéutico de los cristales de sal de roca ha sido poco investigado, en Europa, terapeutas homeópatas y bioenergéticos, utilizan y recomiendan lámparas de sal para asistir al tratamiento de muchas enfermedades. Lo importante es experimentarlo y apreciar como nuestro organismo mejora y se revitaliza con la atmósfera tenue y apacible que genera en el ambiente, sea de trabajo o de descanso. 

Fuente: 
www.salrosada.com.ar

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